miércoles, 16 de octubre de 2013

Sentimientos y reacciones comunes ante la violación sexual


La violencia sexual es una experiencia traumática que amenaza a la integridad tanto física como mental de la persona. Aunque la agresión no haya dejado secuelas físicas, la mente responde con una variedad de reacciones. Estos sentimientos pueden aparecer de manera inmediata o tiempo después del hecho. En ocasiones, algunas situaciones pueden hacer que la víctima recuerde el trauma de la agresión y vuelva a experimentar sentimientos que ya creía superados.
No todas las personas responden igual ante una violación, pero la mayoría presentan algunas de las reacciones que listamos a continuación. Es importante tener en cuenta que se trata de respuestas adaptativas, es decir, surgen para tratar de aceptar y adaptarse a lo sucedido.
  • Shock e incredulidad: inicialmente, la mayoría de las víctimas de violación se sienten aturdidas o paralizadas, incapaces de procesar lo que les ha sucedido. Es habitual querer olvidar lo ocurrido a toda costa y evitar lugares y personas que puedan recordar a la agresión, así como preguntarse si la agresión ha ocurrido realmente o si se trata de un sueño.
  • Extrañeza, confusión y cambios en la imagen que se tiene del propio cuerpo.
  • Necesidad de estar a solas y no hablar con nadie. Se disfruta menos de la compañía de los amigos, familiares o pareja.
  • Pensamientos repetitivos sobre la violación, flashbacks y pesadillas donde se vuelven a revivir los sentimientos experimentados durante la agresión.
  • Sentimientos intensos de tristeza, llegando incluso a la depresión. Al mismo tiempo, la víctima puede alegrarse de estar viva o de no haber sufrido una agresión más grave.
  • Estar alerta y nervioso constantemente, con problemas de concentración y/o sobresaltándose por cualquier cosa.
  • Irritabilidad y enfado.
  • Síntomas físicos: a menudo, las víctimas de agresión sexual reaccionan de manera física al trauma. Como consecuencia, pueden experimentar problemas muy variados: alteraciones del sueño, pérdida del apetito, ansiedad, dolores de cabeza y estómago, temblores, sudoración, taquicardias…
  • Pérdida de interés en el sexo e intento de evitar situaciones sexuales. También puede darse la situación contraria, es decir, un aumento del deseo sexual.
  • Miedo. Una respuesta casi universal a la violación es sentir miedo ante situaciones que parecían seguras antes de la agresión, p.ej. salir sola de noche. La víctima se siente vulnerable y puede llegar a perder la confianza en los demás, incluso aunque no existan motivos para ello. Así mismo, se intentan evitar las situaciones, lugares y personas que recuerdan a la agresión.
  • Vergüenza y culpabilidad. Es habitual que las víctimas de agresiones sexuales desarrollen un gran sentimiento de culpabilidad relacionado con los momentos anteriores a la agresión (“pasé por donde no debía”), durante la agresión (“no me defendí todo lo que pude”) y posteriores al hecho (“no denuncié al instante”). Ante estos sentimientos, lo primero es saber que no existe una manera adecuada de reaccionar ante una agresión, que la culpa siempre es del agresor y que en ningún caso depende de nuestro comportamiento. Por otro lado, debemos tener en cuenta que la culpa siempre va unida a la intencionalidad de la conducta y nadie hace o dice cosas con la finalidad de ser agredido. La violación es un crimen y no está justificada en ninguna circunstancia.
Si he sufrido una agresión o un abuso, ¿cómo puedo manejar estas reacciones psicológicas?

  • El primer paso es que no te aísles y des el paso de hablar sobre lo sucedido con una persona de tu máxima confianza. La ayuda, el afecto y la compañía de nuestros seres queridos son uno de los recursos más eficaces para sobrellevar las situaciones difíciles. Esta persona también podrá darte su apoyo a la hora de poner la denuncia y enfrentarte al proceso legal.
  • En segundo lugar, y siempre con la ayuda de la persona o personas a las que les hayas contado lo sucedido, intenta no evitar las situaciones que te recuerdan a la agresión. Puedes elaborar un listado de todas las situaciones, lugares y personas que te recuerden a la agresión o el abuso, ordenadas según el grado de malestar que te produzcan. Una vez hecho el listado empieza a exponerte de forma gradual y paulatina a esas situaciones, empezando por las que te resulten menos difíciles.
  • En tercer lugar, intenta establecer un plan de auto cuidado para las semanas siguientes a la agresión. Descansa e intenta mantener los ritmos de sueño. Cuida la alimentación, intentando realizar comidas regulares y equilibradas. Evita consumir alcohol y bebidas excitantes ya aumentarán la tensión y los nervios posteriores a la agresión.
  • En cuarto lugar, busca ayuda psicológica si es necesario. Si las reacciones y sentimientos antes mencionados no disminuyen y  sientes que necesitas ayuda para superar la violación, debes saber que puedes ponerte en contacto con una asociación de víctimas cerca de tu ciudad. En este tipo de asociaciones recibirás orientación, consejo, apoyo y tratamiento tanto para los síntomas psicológicos como para la tramitación de la denuncia. Además, podrás contactar con otras personas que han pasado por tu misma situación. No te sientas mal, triste ni culpable si sientes que necesitas tratamiento y que no has podido hacerle frente por tí mismo, ya que no tienes la culpa de haber sufrido una agresión.
  • El tratamiento psicológico es importante para la prevención de secuelas asociadas al trauma como trastorno de estrés postraumático, depresión, ansiedad, trastornos del sueño o trastornos sexuales. Es importante que sepas que aunque la ayuda psicológica es efectiva, la recuperación es un proceso gradual. Ten paciencia, no te desanimes ni abandones el tratamiento si los resultados no son inmediatos.

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