1. Deshidratado
Según
un estudio publicado en ´The Journal of Nutrition´, la pérdida de agua
en 1,5% puede generar cambios de humor y falta de energía. La solución
es beber más agua, en promedio de ocho vasos diarios, que llevaría a
miccionar al menos cada tres horas.
2. Falta de vitamina B12
La
vitamina B12 produce glóbulos rojos y ayuda a mantener las neuronas
funcionando correctamente. La deficiencia de este elemento disminuye la
cantidad de oxígeno que la sangre traslada a través del cuerpo,
dejándote con la sensación de haber dormido mal.
3. Estrés
Cortisol
es la hormona del estrés. Esta se eleva por la mañana y baja por la
noche lo que genera un ritmo normal. Por el contrario, cuando este
patrón se desnivela es ahí cuando ocasiona el estrés crónico.
4. Enfermedades cardíacas
Los síntomas son el cansancio repentino, dolor de pecho, ansiedad y dificultad para concentrarse.
5. Variación en los niveles de hierro
Muchos
saben que la anemia conduce a la fatiga, pero no debes asumir que los
suplementos de hierro contrarrestan esto. Si bien los niveles bajos de
hierro hacen que las células rojas de la sangre mal formadas priven al
cuerpo de oxígeno; tomar demasiado hierro puede agotarte también.
6. Falta de ejercicio
Si
esto se suma al estrés crónico, tu energía estará más que en baja. Si
estás estresado y no descargas la tensión, tu cortisol se seguirá
disparando, afectando tu sueño durante la noche. Comienza a hacer
ejercicio moderado por 150 minutos a la semana o 75 si es actividad
enérgica.
7. Mucho ejercicio
Los
extremos no son buenos, así que si te ejercitas demasiado también
podrías fatigarte y tener dificultades para dormir profundamente.
Procura no sobreexigirte y conocer tus límites.
8. Infección
Las mujeres que sufren infecciones urinarias reportan fatiga y malestar general.
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