Una imagen vale más de mil palabras. Para los astroarqueólogos, entre
los que me incluyo como tal, evidencias como las que mostraré a
continuación, nos recuerdan que nuestros ancestros vieron individuos
poderosos que hoy parecen… ¿astronautas?
VALLE DE CAMÓNICA:
ITALIA. El arqueólogo Emmanuel Anati descubrió esta y
otras pinturas rupestres, que atribuyó a alguna cultura paleolítica muy
superior a las del resto de su entorno. Mostraban seres con “cascos” que irradian “rayos“,
y que recuerdan, ciertamente, trajes espaciales. Algunas de las figuras
representadas en el valle de Camonica sostienen triángulos demasiado
perfectos para ser identificados con arcos y flechas.
TASSILI’N'AJJER:
SAHARA. En 1956 Henri Lothe
descubrió un abrigo rocosoo donde vio esta imagen. La bautizó como
“gran dios marciano” por su similitud a los primeros cosmonautas.
Incluso un piloto soviético, V. Akratov, dijo que “el estilo de sus vestiduras es semejante al de nuestros trajes de presión”.
TUMBA DE RAMSÉS VI:
EGIPTO. Esta procesión de gentes con “escafandra” acompaña los dibujos de una de las más bellas tumbas faraónicas de Egipto. Los dibujos pertenecen al llamado Libro de las Puertas, y han dado pie a todo tipo de especulaciones.
LOSA DE PALENQUE:
MEXICO. Descubierta en 1951
por Alberto Ruz Lhuiller en el Templo de las Inscripciones de Palenque,
en Yucatán. Quien hizo famosa a esta lápida fue Erich Von Däniken.
Supuestamente cubría el cadáver de Pacal, un dios maya, y para el
escritor suizo su losa muestra a esta divinidad a los mandos de un
vehículo espacial. Una visión osada que durante años ha tratado de
desmentirse… sin demasiada aprobación popular, por cierto.
ESTATUILLA DOGU:
JAPÓN. Esta figurilla,
perteneciente a pueblo neolítico de los Jomon (4000 a.C), muestra, según
algunos escritores como Vaughn M. Greene, más de 30 similitudes
formales con los trajes espaciales utilizados durante las misiones Apolo
de la NASA. “Gafas”, “auriculares”, “cinturones”, “guantes”
y muchos otros elementos técnicos se encuentran toscamente
representados, y en su justo lugar, en una arcilla de seis mil años de
edad.
MONASTERIO DE VISOKI DECHANI:
KOSOVO. Junto al fresco de una crucifixión del siglo XIV, puede admirarse esta especie de “cápsula espacial” con un “astronauta” en su interior. El ruso Vyacheslav Zaitsev fue el primero en darse cuenta de su parecido con un vehículo volador… ¿en el 1300 d.C?
KIMBERLEY
AUSTRALIA. En la vertiente
occidental del continente, en abrigos rocosos sagrados para los
aborígenes, se descubrieron paredes cubiertas con retratos de seres
resplandecientes. Rodeados por un aura extraña, algunos han encontrado
cierto parentesco con los “astronautas rupestres” del Valle de Camonica.
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