La cultura de la violación está presente en todas partes. Pegajosa,
se expresa en comentarios, preguntas impertinentes, bromas, chistes y
malentendidos. Se defiende como siempre lo hacen estas cosas, apelando a
la sacrosanta libertad de expresión, a la presunta neutralidad del
humor o a la buena fe de quien ha soltado el comentario dañino. Las
acusaciones que recibimos las personas que luchamos contra ella
(exageración, histerismo, generalización cuando “son casos aislados”,
etc.) son viejas conocidas nuestras. Y sin embargo, siguen desalentando.
Todo esto viene a cuenta de la difundida presencia en Facebook de
páginas con el humorístico (“¡que es broma, mujer!”) título de “pos te
violo”, “pues te violo” o mierdas semejantes. Evidentemente estas
páginas no hacen una defensa explícita y pública de los violadores, pero
se dedican a banalizar el concepto, asociándole valores positivos. Una
violación es un delito donde se fuerza a otra persona a mantener un
contacto sexual no deseado, no una sesión de sexo consentido, por muy
intensa o apasionada que ésta sea. “Pues te violo” es una amenaza y no
debería asociársele el significado sexual y lúbrico (positivo, en suma)
que estas páginas pretenden asignarle. Al margen del reforzamiento de la
cultura de la violación está el dolor que puedan sentir las víctimas de
violación al ver cómo se habla de su experiencia como si todo hubiera
sido consentido y precioso.
El problema es que es muy difícil evitar que esta clase de contenido
esté en Internet. Todo el mundo sabe lo efectivas que son las denuncias a
Facebook cuando hay que retirar algo distinto de un pezón o una página
feminista, por lo que esa vía está cerrada. El siguiente estadio es,
entonces, tratar de proceder contra quien sube el contenido o contra la
propia red social. Pero nos presenta dificultades insoslayables.
Proceder contra quien sube la imagen es complicado.
Se trata de particulares, es decir, de personas que no están atadas por
las leyes que sí vinculan a medios de comunicación en materia de
contenidos. Queda la vía penal, pero tampoco se ve una posibilidad clara
de imputación.
Nuestro Código Penal define la apología como “la exposición… de ideas
o doctrinas que ensalcen el crimen”, aunque sólo se castigará si “por
su naturaleza y circunstancias constituye una incitación directa a
cometer un delito”. Esto podría dar una vía, muy restringida, para
castigar a quienes suben estos contenidos. Pero incluso este estrecho
camino está cerrado: la apología se considera un acto preparatorio del
delito (concretamente un tipo de provocación), y se da la circunstancia
de que no en todos los delitos se castigan los actos preparatorios. De
hecho, en muy pocos. Y los delitos sexuales no están entre ellos.
El Código Penal tipifica también, en el artículo 510, los delitos de
odio. Se trata de excesos en la libertad de expresión consistentes en
provocar “a la discriminación, al odio o a la violencia contra grupos”
por motivos como su sexo. Pero tampoco veo aquí a un tribunal
condenando. El problema es que lo que hacen las páginas de este tipo no
es provocar directamente a la violencia sexual. No son el discurso
xenófobo y antisemita de un partido nazi, que es para lo que están
pensados estos delitos. Es algo mucho más sutil y, como he dicho,
pegajoso.
Proceder contra Facebook tampoco es más sencillo.
Para empezar, aquí hay que determinar qué autoridades tienen que
resolver el procedimiento o expediente que se inicie. Sinceramente, no
lo sé, pero tengo la fuerte sospecha de que nos tendríamos que ir hasta
EE.UU. para demandar. Aparte de que, hasta donde yo sé, las redes
sociales no son responsables de los contenidos que generan los usuarios,
al margen de que evidentemente tengan que retirar el contenido que les
exija la autoridad competente.
Entonces, ¿cuál es la solución? Pues me temo que un trabajo más
complicado que la presentación de una reclamación judicial. Hay que
incidir sobre Facebook y sobre sus políticas corporativas. Una buena
forma de empezar pueden ser las campañas masivas de denuncias a Facebook
(en el momento de escribirse estas líneas una de las páginas de “Pos te
violo” ya ha sido retirada) y otros medios de comunicación.
Tenemos la responsabilidad de hacer una red mejor, que no fomente la
cultura de la violación y donde las víctimas de estos delitos puedan
navegar con seguridad. Y no vamos a parar hasta que lo consigamos.
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