miércoles, 20 de agosto de 2014

5 hábitos que te inculcaron tus padres y que sabotean tu dieta

Si te has sometido a varias dietas y no acabas de ver los resultados que buscas, tal vez deberías revisar algunos hábitos de alimentación que te inculcaron cuando eras niña, y que ahora pudieran estar saboteando tus propósitos de comer de manera saludable.
  1. Comer aunque no sientas hambre
Tal vez te enseñaron que debes sentarte a la mesa a la hora de la comida, pero esto no tiene sentido si en ese momento no tienes deseos de comer. Si vuelves a llenarte cuando aún estás satisfecha, lo único que conseguirás es aumentar de peso, así es que quizás sea conveniente dejarte guiar por tu apetito. Lleva un diario de todo lo que comes en una semana, indicando tu nivel de apetito y de satisfacción en diferentes momentos del día. Si todavía te sientes satisfecha cuando llega la hora de volver a comer, quizás debas reducir tus porciones. Si no estás segura de sentir hambre, es probable que no la tengas. Tal vez confundes la sed o el aburrimiento con un apetito real.
  1. No rehusar la comida que te brindan
Comer lo que no te apetece por no decirle que no a quien te ofrece comida, puede traducirse en unas pulgadas de más en la cintura. Aprende a rechazar el ofrecimiento dando las gracias y explicando que estás llevando el récord de lo que comes, o simplemente di que no te gusta comer si no sientes hambre. Cambia la forma de celebrar tu cumpleaños, y en lugar de hacerlo con una comida, hazlo con una actividad física compartida con tus amigos, ya sea una excursión, una caminata o una carrera con fines benéficos.
  1. Renunciar a la dieta si la rompes con una comida poco saludable
No permitas que un exceso ocasional arruine varios meses de comidas saludables. Trata de encontrar un equilibrio, si sientes un deseo incontrolable de comer un postre, compártelo con otra persona o sírvete una ración pequeña, y el resto del día aliméntate con comidas bajas en calorías. Si te sirves una comida ligera, como ensalada y proteína magra, puedes darte el lujo de comerte una dona con café en la merienda.
  1. Comer todo lo que te han servido para no tirar la comida
Si cada vez que te sientas a comer piensas en los menos afortunados que pasan hambre alrededor del mundo, y te propones no dejar nada en el plato, muy pronto no cabrás en ese jean que acabas de estrenar. Obligarte a comer todo lo que te ponen por delante no ayuda en nada a los desamparados ni a los hambrientos de los países pobres. Aprende a compartir con tu amiga o tu pareja las raciones de comida en los restaurantes, o llévate a casa la mitad.
  1. Comer porque las personas que te acompañan están comiendo
Si quieres compartir con una amiga a la hora del almuerzo, no tienes que ordenar lo mismo que ella. Pide un vaso de agua carbonatada, un té o cualquier bebida sin calorías, y no violes la dieta. Para que esto te resulte fácil, tendrás que llevar un programa regular de comidas y meriendas. De esta manera no te sentirás tentada a comer solamente porque otros lo hacen.

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