escrito por Jose Pablo Baraybar
antropólogo especializado en exhumación de restos humanos y en técnicas de criminalística
Sí, ya sé que todos están podridos con la nueva cortina, esta vez con la muerte de Edita Guerrero, pero me gustaría seguir insistiendo con el tema porque hay mucha tela para cortar, pero no donde piensan.
Hoy en Cuarto Poder, el neurocirujano que atendió a Edita mostró la
tomografía que le tomaron al momento de su ingreso en la clínica: sí hay aneurisma
y no hay luxación atlanto-occipital que normalmente mata a la gente en
el acto o la deja paralitica (Edita llegó caminando). Esto fue
refrendado por otro neurocirujano que revisó el mismo material. Entonces
vuelvo a preguntar, ¿cómo es posible que una necropsia practicada en el
cadáver parcialmente descompuesto tres meses después, establezca que no
había aneurisma y que había una luxación atlanto-occipital que por
complicaciones varias le habría causado la muerte? Esta luxación habría
ocurrido por un mecanismo contuso (golpe) y además de ello le habrían
encontrado 36 contusiones en diversas partes del cuerpo, contusiones que ninguno de los no sé cuantos médicos que atendieron a Edita, vieron.
Sin embargo, lo que la necropsia no dice, es cómo fueron causadas las
supuestas contusiones, es decir si el cuerpo cayó contra algo o si algo
impactó el cuerpo (p.e. se cayó o le pegaron; en la conferencia de
prensa la forense sí se despachó con el tema de los golpes), esa
ambigüedad es la que ha sido la piedra de toque para que la Fiscalía
determine que Edita fue víctima de homicidio en la modalidad de
Feminicidio.
La pregunta del millón se encuentra entonces en la segunda necropsia y en sus conclusiones y saber si estas responden a la realidad o a intereses subalternos.
Acusar a alguien de infiel, mujeriego o lo que sea es una cosa, pero de
asesino, es otra. La pregunta obvia es ¿qué está en juego aquí? pues
varias cosas: el grupo musical y sus réditos por parte de sus
propietarios, la clínica que trató a Edita, ya que si hubiesen incurrido
en mala practica médica serian terceros civilmente responsables en su
muerte y quien sabe que mas. En pocas palabras todo eso implica plata y
no poca.
Finalmente, me dirán por qué no confío en la pericia hecha por el
IML, pues la razón es simple, en el caso de Walter Oyarce, un perito del
IML terminó testificando contra sus propios colegas a favor de los
imputados. Tal situación no solo es irregular sino que penada por la
ley; asumo que el tomar tal riesgo no fue un simple acto de caridad.
Para variar no pasó nada y tal profesional sigue trabajando como si no
hubiese pasado nada.
Los invito a seguir investigando, esto es solo el principio, con o sin cortina.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario