A veces, después de asistir a una clase colectiva de pilates o a una sesión particular, nos quedamos con ganas de más. Tanto, que pensamos llevar la práctica a casa, pero nos da miedo. Es normal. El pilates es una disciplina demasiado exigente en cuanto a instrucciones y estructura como para llevarla a cabo por nuestra cuenta.
Se trata de un ejercicio muy beneficioso, y se puede practicar a diario si sabemos distribuir bien el esfuerzo en cada sesión. Sin embargo, la mayoría no podemos asistir todo lo que quisiéramos a un centro especializado, muchas veces por cuestión de presupuesto, y otras, por tema de horarios.
En este artículo está la solución. Siguiendo estas sencillas recomendaciones, podrás extender tu esterilla en el salón de casa para empezar a activar el power, sin problemas ni peligros.
- Si somos totalmente novatos en el tema del pilates, sobre todo si padecemos algún tipo de patología específica, es recomendable ponerse en manos de un buen instructor que nos enseñe y corrija los ejercicios esenciales, hasta que estemos seguros de que los hacemos bien.
- Es importante elegir un espacio en el que vayamos a estar durante ese rato tranquilos, sin ruidos y sin teléfono. Además, debemos tener la firme disposición de fijar unas horas de práctica a la semana: lo más recomendable son dos (mínimo).
- El espacio debe ser lo suficientemente amplio como para que, cuando estemos tumbados en el suelo, podamos estirar los brazos y las piernas sin chocar con ningún mueble.
- La esterilla debe ser algo más gruesa que una de yoga, especialmente para los ejercicios en los que rodamos con la espalda por el suelo. Cuidado, las de camping no son las más adecuadas, son excesivamente gruesas y se pierde la referencia de fijación en el suelo.
- La ropa debe ser cómoda, que no sintamos con ella ninguna restricción en nuestros movimientos. Si es transpirable, mejor… ¡Sudarás!
- Se practica descalzo, con o sin calcetines, eso al gusto del pilatero.
- Algunos días se pueden usar implementos, como una banda elástica o una pelota pequeña. Son materiales sencillos de conseguir y fáciles de guardar. Así podremos tener nuestro propio kit pilatero en casa.
Ahora ya estamos preparados para ejercitar cuerpo y mente en casa, de viaje, en la playa, en la montaña… Hay que recordar esta premisa tan obvia: el cuerpo y el suelo siempre están disponibles. ¡A practicar!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario